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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Yo también lo viví

Yo también lo viví, yo también lo experimenté, sufrí los avatares de usar el transporte público en la ciudad de Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela, más conocida por su potencial petrolero y cultura popular, pero que día tras día la calidad de vida se pauperiza y más con su transporte público. El transporte público de esta emblemática ciudad es uno de los más deficientes, diría yo, que del continente.   Andar en "carrito" en antaño, y no hablo de mucho tiempo atrás, puedo incluso aseverar que 10 años atrás la modalidad por puesto era algo común, los problemas de ese entonces eran la invasión de los carritos pirata, los atracos, el recorte de rutas, unidades chatarra, maltrato a los usuarios, colectores mendaces, entre otros. Para quienes no entiendan la terminología andar en carrito, nos referimos a la asociación de conductores de carros por puesto, que se agrupan en diversas líneas y a guisa de un servicio más personalizado prestaban servicio e

Las cigüeñas traen bebés y el señor Édgar Quintero

Son las 9.00 de la mañana de un sábado y encontrar efectivo (cash) en algún cajero automático (por lo menos en Maracaibo, Venezuela) es toda una entelequia, quien lo consigue verdaderamente es una leyenda. No sólo se suma la falta de efectivo en los cajeros automáticos, la lentitud de los puntos de venta, los límites que establecen las entidades bancarias, eso sin sumar el negocio redondo de muchos comerciantes y no tan comerciantes de hacer avances de efectivo pues el gobierno, principal garante de esto, aún sigue empecinado en no sacar el nuevo cono monetario entre otras medidas para paliar esta crisis del efectivo. Entre medio verdades, se circunscribe a decir que se trata de un complot financiero orquestado desde el imperio para socavar la moral de los patriotas, pues lamentablemente- dicen ellos- hay quintascolumna en las entidades financieras que son del pueblo. Palabras más, palabras menos. Lo cierto del caso que con el pasar de los días la crisis de efectivo se a

Yo también soy un migrante

Sin duda fue aquella marca tenebrosa en mi antebrazo la que rebasó el vaso de agua. Por mi cabeza ya rondaban ideas de buscar mejores horizontes ante una cotidianidad que te esclaviza y suele ser anormal desde todo punto de vista.  Y precisamente cuando digo marca tenebrosa, no me refiero a la invención de Rowling, la celebérrima maestra escritora inglesa de Harry Potter, sino al número serial, a guisa de turno, que en ese momento, marcaban en los antebrazos de las personas para comprar un kilo de leche maternizada, pues vale destacar que en Maracaibo, Venezuela, lo digo en el momento, noviembre de 2015, se hacía esa práctica injuriosa y perversa con todos los productos. Además de la olímpica cola o fila, uno tenía que soportar quedamente los abusos de las mafias de contrabandistas, mejor conocido como "bachaqueros", quienes sabiendo la llegada exacta del producto, entraban osados, procaces, dueños de todo, a ocupar los primeros espacios de la anacóndita cola.

Encuentro cercano con el cardenal Chito

Qué privilegio fue compartir con el cardenal  Chito, uno de los referentes de la Iglesia Católica del Asia, arzobispo de Manila, Filipinas. Su nombre de pila es Luis Antonio Tagle, además de ser el segundo cardenal más joven, es uno de los candidatos a ser el próximo sucesor de Francisco. Él es una combinación perfecta de humildad y sapiencia, pues ha sido uno de los más celebérrimos conferenciantes sobre doctrina de fe, llegando incluso a relevar al entonces cardenal Joseph Ratzinger, posteriormente Benedicto XVI. Pero más allá de lo que dicen los medios que es harto consabido, lo diré al mejor estilo Morillo. Al saber de su presencia en la celebración del 50° aniversario de la Populorum Progressio, sentí una fuerte corazonada, "Tengo que entrevistarlo". Y tras su paso, fuerte apretón de manos, amplia sonrisa, lo demás era parte de las circunstancias. Era muy fácil encontrártelo en el sitio (quizá las condiciones estaban dadas), estaba siempre acompañado, ha

El abrazo maternal de Dina

Dina, aquí prefiero ser menos formal y no decir su apellido, es una mujer salvadoreña que conoció muy de cerca la obra de Rutilo Grande, aquel sacerdote jesuita de Paisnal, muerto a manos de la represión de la dictadura salvadoreña el 12 de marzo de 1977. Esa muerte fue la que conmovió a Monseñor Romero y es cuando asume las banderas de la justicia, he allí su conversión. Ella es una de esas mujeres que sin tener la cobertura mediática de Rutilio o Romero, formó parte de ese séquito y se unió a tantas y tantos por la lucha de las tierras y a la no explotación de los campesinos.  En ese periplo no sólamente tuvo el pesar de ver morir a Rutilo, sino que a varios de sus seres queridos, entre estos, su esposo, primos, vecinos, amigos. En fin con el dolor a cuestas, también sufrió mucho la muerte de Romero y la posterior persecución a todos aquellos que secundaron la causa de los sacerdotes mártires. Viuda y con 5 hijos, Dina no perdió la esperanza, (qué tronco de mujer), e

Dios perdona en mí

La visita del Papa Francisco a Villavicencio deja en sí una impronta significativa en los procesos de paz que vienen gestándose en Colombia. Uno de los momentos más emblemáticos fue el testimonio de las víctimas de la violencia, una violencia producto del cruento conflicto armado. Necesariamente el hilo conductor de todo estos momentos es el perdón.  Pero es tras su regreso de Villavicencio,  d urante el recibimiento del Papa Francisco en la Nunciatura Apostólica en Bogotá, cuando una mujer cuenta una de las más desgarradoras y aleccionadoras historias sobre perdón. Y es acá donde quiero detenerme. Especialmente en el testimonio de María Cecilia Mosquera, quien hoy es una enfermera de la misericordia del hospital de campo de la Fundación Víctimas Visibles. Esta mujer en el año 1998, un 18 de octubre, vivió la masacre que el ELN perpetró al explotar un oleoducto. Su pueblo Machuca, en Antioquia, sucumbió a un voraz incendio. Murieron 84, ella fue una de las 30 personas

A tus 488 años, mi Maracaibo

No quisiera hablar de historia, eso dejemosla a los historiadores. Son 488 años de la fundación de Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela por ser un emporio petrolero, ubicada al occidente,capital del estado Zulia. Mis ancestros andinos llegaron allí en la segunda mitad de los años 40. Mi abuelita, una mujer analfabeta, campesina, llegó a La Concepción, hoy otro municipio, pero que en ese momento era Maracaibo. Es así como de algún modo me vinculé a esta tierra. Hablar de Maracaibo es hacer referencia al regionalismo y a unas formas de ser muy particulares que hasta en el lenguaje inciden, el uso común del vos es una muestra. Su gentilicio tiene diversas formas, entre las que destacan el maracucho, otros para suavizar este término apelan a marabinos, mientras que los entendidos en la materia prefieren maracaibero. En los años de mi abuela, la pujanza producto del oro negro era inevitable. Muchos escogieron Maracaibo como destino final, echar raíces para quedarse. La gait

Por razones humanitarias, frente de amigos por Venezuela

En Venezuela la indolencia gubernamental está a la orden del día, vaya usted a saber hasta cuando tanta desdicha invade a nuestra a gente a raíz de la falta de acciones concretas que den respuesta a los problemas del día a día. Es muy fácil jactarse y enredarse en discursos vacuos sobre teorías imperiales y capitalistas de un maniqueo monstruo de papel que ataca desde los centros del poder. No pocos, que son pocos, saltarán a llamarme reduccionista, cortoplacista, miope social y hasta traidor sabiendo de las lides de donde vengo. ¿Pero que más traición a los principios que la inacción y la mediocridad?  Las medidas económicas en poco contribuyen a acabar con la raíz del mal. La apertura de los mercados es una necesidad imperiosa y hasta dolorosa que debe tomarse, el activar el aparato productivo nacional y, por supuesto, dinamizar la economía con la inversión extranjera. Ni Cuba en su Periodo Especial fue tan recalcitrante en este asunto de abrirse a los mercados, diversificó