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Yo también lo viví









Yo también lo viví, yo también lo experimenté, sufrí los avatares de usar el transporte público en la ciudad de Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela, más conocida por su potencial petrolero y cultura popular, pero que día tras día la calidad de vida se pauperiza y más con su transporte público. El transporte público de esta emblemática ciudad es uno de los más deficientes, diría yo, que del continente.  

Andar en "carrito" en antaño, y no hablo de mucho tiempo atrás, puedo incluso aseverar que 10 años atrás la modalidad por puesto era algo común, los problemas de ese entonces eran la invasión de los carritos pirata, los atracos, el recorte de rutas, unidades chatarra, maltrato a los usuarios, colectores mendaces, entre otros. Para quienes no entiendan la terminología andar en carrito, nos referimos a la asociación de conductores de carros por puesto, que se agrupan en diversas líneas y a guisa de un servicio más personalizado prestaban servicio en diferentes rutas de la ciudad, bajo modalidades ruta corta, intermedia y larga.

De hecho, estos choferes y sus carritos por puesto, durante el gobierno municipal de Gian Carlo Di Martino fueron declarados patrimonio de la municipalidad, en virtud de los años de servicio y costumbre de la gente, hasta tuvieron derecho a pensión. Algunos dirían, reivindicaciones justas, otros mera politiquería. Lo cierto del caso es que estos choferes monopolizaron durante un buen tramo lo relativo al transporte público impidiendo el desarrollo de importantes propuestas para la movilidad, entre las que destacan la Red Maestra, Maracaibo del siglo XXI y, últimamente, Transmaracaibo, todos intentos fallidos por mejorar el transporte. Esto sumado a la inoperancia de los gobiernos de turno sean azules, rojos, variopintos, la ineficacia es la marca de fábrica.

Sin mencionar el Metro de Maracaibo, el cual abarca un pequeño tramo y se hace insuficiente, y lo más triste del caso, sin recursos para una posible ampliación de líneas. Algunos dirán que transmaracaibo y sus conexiones son el non cuan plus ultra de la modernidad, y sí en parte tienen razón, pero esa flota magra de buses, que pasan de vez en cuando, sin mencionar, lo precario de las paradas, sin duda el esfuerzo modernizador queda hecho trizas, pues  no podemos caer a pasiones, cuando un servicio no cubre las expectativas de toda población no se está haciendo nada y esa es la verdad, no todos gozan de las rutas y además los tiempos de espera son eternos.

Lo cierto del caso, que con la llegada de la crisis económica en el país, lo que anteriormente era un problema consuetudinario, verbigracia, los cobros excesivos de pasajes, los atracos, los carritos pirata, los colectores abusivos, las chatarras ambulantes, son un juego de niños comparado con el drama de conseguir un repuesto, bien sea un neumático, una batería, un kit para rehacer un motor, fíjense, que hasta una simple bujía, todo en ese escenario económico es sin duda una fortuna y si se consigue una lotería porque más de las veces los repuestos son de dudosa calidad.

En esta misma tónica andan las unidades Yutong, flota con la que cuenta la corporación metro de Maracaibo, sin sumarle los problemas laborales generados también por la insolvencia, claro está, manejado todo desde Caracas, las trabas nunca faltan, eso incide en la prestación del servicio, pero el mayor drama es la escasez de unidades.

Algunos brincarán y darán el tan cacareado discurso que las unidades las quemaron, la apedrearon, entre otras más, durante los días de protestas violentas contra el Gobierno; si bien esto del todo no es falso, pero tampoco es una condición sine qua non, porque generalmente las torpezas administrativas y corruptelas no deben echársele tierra, siempre los voceros de la ineficiencia se escudan en culpar al otro.

Más que acusar a un medio de tendencioso y descalificar a priori lo que se pueda presentar, pues muchos andan en esa onda paranoica, es triste ver como Panorama (http://www.panorama.com.ve/ciudad/Paralizado-mas-del-90-del-transporte-publico-20170925-0001.html) rinde cuenta de esa desaparición paulatina del transporte maracucho, yo también lo viví, lo sufrí, vi como hasta los carritos han desaparecido, sustituyéndose por unas chirrincheras (camionetas pick up viejas con techo atrás), es triste ver como la indolencia gubernamental, ciudadana y de los mismos prestadores de servicio, hacen de Maracaibo una ciudad de tristezas, de cuitas, de matapoetas, la suma mayor de felicidad posible es entelequia, olvidada, sin un real, sucia y ahora sin transporte.


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