Ir al contenido principal

Con el profeta de La Guajira




Fue muy curiosa la manera cómo conocí a monseñor Héctor Salah Zuleta, obispo de Riohacha, fue precisamente un día como tantos cuando observaba el noticiario de Caracol cuando vi a este hombre de fe denunciar, con un verbo incendiario, indignado, a los políticos corruptos de este departamento que es la puerta de nuestra América Latina y uno de los más olvidados en Colombia.

En La Guajira mueren niños de hambre, mientras que la opulenta Bogotá se muestra como vitrina y paso del mundo, con aires cosmopolitas, contradicciones al fin y al cabo. Per al igual que monseñor Zuleta, el trasfondo de este desastre habido en tierras del norte colombiano se debe a la harta corrupción de sus políticos.

Allí estaba, monseñor indignado, yo me dije, "Este es un Romero", pues los profetas están hechos de esta misma materia. Y su misión ha sido esa, el pueblo de Riohacha y Maicao lo respetan, su labor en pro de la educación ha sido incansable, llegando a tener los mejores centros educativos en sus manos.

Y es que monseñor Zuleta, en testimonio propio de los verdaderos hombres que creen en Cristo y en una iglesia en salida, viene de una de las familias más acaudaladas de Bogotá, de hecho además de ser sacerdote y ahora obispo, es arquitecto, una carrera dicho sea de paso costosa. Aún así monseñor Héctor optó por los pobres y lo hace con testimonio, aún a costa de su vida, pues exponerse a tamañas denuncias, él como cualquier otro cristiano de a pie anda sin escoltas, ni carros blindados, allí, por las calles, por los pueblos, las rancherías, lo veremos.

Sin duda, esta fue una de las entrevistas que más esperé, tenía un año y medio tras su pista, pues corría el mes de septiembre de 2016 cuando lo vi en las pantallas de mi televisor echando con sus palabras "agua bendita" a todos esos diablos.

Desde allí, entonces busque medios y maneras, logré la entrevista y además articular un microproyecto  para con los pueblos indígenas de las rancherías aledañas a Paraguachón. Estamos no solamente denunciando, estamos además visibilizando y llevando acciones concretas, que por pequeñas que sean son como un paso en la luna hablando en términos del desarrollo humano integral.

Que placer monseñor Héctor, sin duda usted es un profeta, el profeta del pueblo guajiro, gracias por proferir la denuncia y acompañar el clamor de un pueblo que lleva más de 100 años de soledad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Piaste tarde pajarito

Freddy Mercado es un amigo mío de la juventud. Recuerdo yo cuando estudiábamos el bachillerato en el Liceo Juan Hilario Bosset, en San Francisco del Zulia, ese muchachito ya hablaba de política, incluso se enfrentaba en enconados debates a los profesores de historia, geografía, ciencias de la tierra, profesores que en ese momento adversaban sanamente la propuesta del entonces candidato Hugo Chávez. Freddy en términos prácticos, aún sin estar Chávez en el poder, era chavista, corría 1998 y estábamos en el último año para recibirnos de bachilleres en ciencias. También recuerdo a José Cornielis, uno de los muchachitos más brillantes que he conocido en mi vida ahora un padre de familia y excelente ingeniero, Joseíto (así le decíamos) me llegaba con preguntas capciosas como ¿Te parece bien cambiar el nombre de Venezuela agregando el bolivariana? ¿Estas de acuerdo con cambiar el Congreso por Asamblea? Preguntas de un chico suspicaz, inteligente y curioso. Debo admitir, lo conf...

No cometamos los mismos errores

Foto fuente: Revista Semana

Gracias a Dios y a mis ancestros

Hoy cuando cumplo un año más de vida, quiero dar gracias a Dios y a mis ancestros, en especial a Ángela, mi abuela analfabeta y pobre, quien a punta de constancia y devoción imprimió en mi espíritu esa capacidad de lucha y resiliencia que siempre tuvo siendo una madre soltera con cuatro hijas a cuestas. Sé que en su pobreza y carencias materiales, entre sus despechos, pesares, alegrías, rabias, siempre  nos enseño el valor de hacer lo correcto. En la esencia de esa Ángela guerrera e hija única me siento representado, de como más allá de las limitaciones en términos de bienes de fortuna los esfuerzos propios pueden sacarnos de la pobreza mental. Habrá siempre primos, hermanos (aunque sólo tenga uno muy lejano y muy distinto a mí en años y actitudes y formas de ver la vida), tías, sobrinos, siempre aparecerá en el camino aquella gente que sin tener un gen común en la sangre se convierten incluso en la más genuina familia. Y no me puedo quejar, hace 38 años en el h...