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Gracias a Dios y a mis ancestros



Hoy cuando cumplo un año más de vida, quiero dar gracias a Dios y a mis ancestros, en especial a Ángela, mi abuela analfabeta y pobre, quien a punta de constancia y devoción imprimió en mi espíritu esa capacidad de lucha y resiliencia que siempre tuvo siendo una madre soltera con cuatro hijas a cuestas.

Sé que en su pobreza y carencias materiales, entre sus despechos, pesares, alegrías, rabias, siempre  nos enseño el valor de hacer lo correcto. En la esencia de esa Ángela guerrera e hija única me siento representado, de como más allá de las limitaciones en términos de bienes de fortuna los esfuerzos propios pueden sacarnos de la pobreza mental.

Habrá siempre primos, hermanos (aunque sólo tenga uno muy lejano y muy distinto a mí en años y actitudes y formas de ver la vida), tías, sobrinos, siempre aparecerá en el camino aquella gente que sin tener un gen común en la sangre se convierten incluso en la más genuina familia.

Y no me puedo quejar, hace 38 años en el hospital de El Marite de Maracaibo, cuando en Venezuela sí había insumos y comida, antes que la plaga ideológica e inepta invadiera el país, antes que los verdaderos vendepatria y entreguistas se enriquecieran con el erario público, vine al mundo de pie. Dice la leyenda urbana quienes nacen en esa condición cuentan en su vida con fortuna, yo agregaría con bendiciones, pues al paso de los años me he encontrado con hermanos en vida y ángeles en mi camino.

Hoy Colombia me acoge como segunda patria, entiendo ahora cómo figuras de la talla de Bolívar y Urdaneta amaron tanto a Colombia. Ya es un tercer cumpleaños que celebro en esta hermosa tierra tan diversa, con muchos surcos de dolores, pero tan noble como mi gente venezolana, es que somos tan semejantes, tan parecidos. Hoy dibujo un fuerte abrazo entre el Gabo y Gallegos, que en términos referenciales hoy me siento así, un día estamos en un lugar y en busca de otros derroteros y batallas buscamos luchar por deshacer entuertos.

En antaño Ángela partió desde los Andes venezolanos a la tierra del meme, en busca de la riqueza que en el momento el campo y las malas prácticas políticas impulsaron. Hoy el panorama es el mismo, aunque con una mala práctica política multiplicada por un infinito de indolencia que se cubre en el catecismo ideológico y fosilizado anticapitalismo que tiene más de capitalismo salvaje y terrorífico.

Sueño con volver a la patria para rescatarla del manoseo, de esos patanes que la han hundido en la más grandes de las crisis. Aprovecho este tránsito en esta Colombia del postconflicto que sigue ofrendando mártires en la figura de sus líderes sociales, aún así su pueblo se recompone y saca aprendizajes. 

Es precisamente en estos años de vida, en estas 38 vueltas al círculo celeste como es propicio sacar aprendizajes, como venezolanos estamos llamados a aprender, porque si no estaremos condenados a repetir los errores por los siglos de los siglos.

Es un cumpleaños feliz, con los míos acá: mis hijos, mi padre y mi esposa, juntos aprendiendo. 

Pido a mis ancestros, en especial a mi ángel guardián Ángela  siga acompañándome, pues la gente muere realmente cuando las olvidamos y en este cumple mío, más la siento en mi corazón, soy producto de sus decisiones correctas y la entereza que tuvo en criar a sus hijas, en especial a mi madre.

Por eso las abuelas en nuestra tierra grande, en nuestra América Latina son ese ícono de beldad y resistencia.

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